El beso.



Elvis se relacionaba con las mujeres de una manera muy particular. De la manera en que los grandes conquistadores suelen hacerlo: con una mezcla de necesidad maternal y deseo en carne viva. “A él le gustaba la idea de la mujer, no importa si tenía seis o sesenta. Las mujeres parecían calmarlo”, recordó después Wertheimer.

Un día Elvis da un show en el Mosque Theater. Los camarines están en el piso de arriba y Elvis sube a cambiarse. Wertheimer lo sigue pero en un momento se distrae y lo pierde. Se desespera. Entonces baja por las escaleras de incendio y al final de un largo pasillo iluminado por una lamparita de 50 watts ve dos siluetas. Una es una chica en puntitas de pies, la otra es Elvis. Se pregunta si es ético o no fotografiarlos pero se dice qué importa. Comienza a apretar el gatillo. Se sube a una escalera que está cerca y ahora está muy cerca. Elvis le está negociando un beso. Ha tratado de besar a esta chica toda la tarde. En el hotel, en el taxi. Ahora le pone los brazos alrededor del cuello y la aprieta de un modo muy amoroso. Luego le revuelve el pelo y ella le dice: “A que no podés besarme, Elvis” y saca su lengua, apenitas. El le dice: “A que sí”. Y muy suavemente saca su lengua. Se tocan por una décima de segundo. Y después la besa. Mientras esto ocurre se escucha al público gritando: “Queremos a Elvis, queremos a Elvis”. Cuando termina el beso, Elvis sale de la oscuridad del pasillo y se coloca tras bambalinas listo para subir al escenario.

Ese beso ha sido considerado el beso más sexy que jamás haya sido atrapado por una cámara. Wertheimer creía que cuanto menos luz se usaba para la foto más cerca de la verdadera personalidad se podía llegar. Y ahí está la foto, apenas iluminada por la lamparita, bellísimamente privada, un muchacho y una chica franeleando en un zaguán después de una fiesta de graduación. Hace que el beso tan posado y hecho póster de Doisneau parezca de cartapesta. La mujer de la foto nunca fue identificada. Muchas se acercaron a Wertheimer insistiendo que ellas eran la chica pero cada vez que el fotógrafo les hacía preguntas sus historias no cerraban.

Fuente: acá

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